
La vida de Arno Stern ( Kassel, Alemania, 1924 ), da un giro al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando con veinte años, ha de encargarse de un grupo de niños de un horfanato. Al verse frente a esta responsabilidad, sin formación ni experiencia, decide ponerlos a dibujar de forma libre para mantenerlos entretenidos, resultando un éxito inesperado, que le anima a continuar con la experiencia abriendo un taller de pintura en París.
Sus observaciones y su interés respecto al dibujo infantil, le llevan a iniciar un periplo por todo el mundo, en busca de tribus que no hayan tenido contacto con la civilización occidental. Arno está buscando con estas investigaciones, la confirmación de lo que él ha creido descubrir con sus experiencias iniciales en el orfanato y en su taller de París, y que dará lugar a lo que él ha llamado la Formulación.
La idea que está detrás de la Formulación es que todos los seres humanos tenemos una “memoria orgánica” que es universal y que se expresa a través del dibujo libre y espontaneo. La constatación de esto vino dada por la comprobación realizada por Arno en estos viajes por todo el mundo, de que niños y adultos realizaban las mismas figuras en todas partes.
Paralelamente a esto, sigue trabajando en su “Closlieu”, que es el espacio por excelencia donde se desarrolla la Formulación.

El “Closlieu” es un lugar cerrado, preparado y diseñado para favorecer la emergencia de la Formulación en cada uno. Un espacio donde personas de diferentes edades, niños y adultos, se sienten libres para desarrollar el juego de pintar libremente, sin juicios, sin inhibiciones y sin competición. Sin pretender nada, con la pasión que produce realizar una actividad por el placer que proporciona la actividad en si misma, sin esperar recompensa ni fruto alguno de esa actividad.
Arno reniega de lo que allí se produce tenga nada que ver con el arte.
Nada de lo que allí se hace, es hecho para ser exhibido ni pretende transmitir mensaje alguno.
Arno comenta que “ Es importante para su equilibrio, que la persona tenga la posibilidad de escapar a la vigilancia de su razón para entregarse a un acto no intencional.”

Sus investigaciones en torno a la Formulación han dado paso a la creación de una nueva disciplina denominada Semiología de la Expresión, para lo que se ha creado el Instituto para la Investigación de la Semiología de la Expresión (I.R.S.E). La Semiología de la Expresión busca indagar en el origen de la Formulación y sus implicaciones, y cuenta con la colaboración de biólogos, antropólogos, genetistas, psicólogos y prehistoriadores entre otros.
A finales de los 70, Miguel Castro, que trabajaba en Bilbao como profesor de pintura, descubre y conoce a Arno Stern, con el que inicia una relación y colaboración que dura hasta hoy mismo, y al que se incorpora Vega Martín en el año 1993. Ambos forman el colectivo Diraya, que se dedica a la difusión de lo que Arno y ellos han llamado Educacion Creadora. Precisamente a finales de 2008 trajeron a Arno Stern a una minigira por Bilbao y San Sebastian, durante la que ofreció varias charlas y un curso, demostrando estar a sus 84 años en plena forma y con la misma ilusión por este trabajo que cuando comenzó.
Este es el interesante trabajo y la valiosa aportación de Arno Stern, una vida dedicada a ofrecer al mundo una nueva mirada sobre los niños, una mirada de confianza y de respeto, por ellos y por todo el que se aventura en el camino del aprendizaje.
Para más información, existe el libro “Arno Stern, del dibujo infantil a la semiología de la expresión” editado en castellano en el 2008 por la Editorial Carena en colaboración con Miguel Castro.
Texto extraido a partir del articulo “La extraordinaria historia de Arno Stern. Del descubrimiento de la Formulación a la Semiología de la Expresión.” Publicado el 27 de enero de 2010 por Josu Uztarroz, en el blog Educación Democrática.